Este centro cultural del mundo vitivinícola de la reconocida zona de la provincia Mendoza Argentina,  requería como programa un espacio que permitiera mostrar a través de su recorrido el desarrollo de esta industria  tan productiva, caracterizada, por su clima cálido y viñedos de excelente calidad y a su vez incorporar un programa deportivo como es la práctica del Polo.

Para esto se genera una arquitectura como una explanada en pendiente, se emplaza a través de un talud que surge desde la superficie y eleva los espacios para mostrar su entorno y a la  vez imponerse como un centro o polo de atracción turística.

Desde el volumen principal se diseña un corredor verde en pendiente  donde se cultivan  viñedos,  incorporando el interior de los espacios con el  exterior, logrando una ambientación del estar bajo los viñedos cultivados, logrando capturar la estacionalidad de los mismos, además de crear sombras y texturas diferentes a lo largo del tiempo.

Se considera  sobre la base del talud, habitáculos miradores, para poder facilitar la contemplación del paisaje y de las actividades recreativas que adjuntan al centro.